miércoles, 9 de marzo de 2011

Acercándonos a la noción de la memoria histórica



Mural realizado por el colectivo ASTAC, dirección Isaías Mata 2008

Explorar la memoria histórica es un hecho necesario para reconocer y entender los elementos y valores identitarios que se han venido produciendo y desarrollándose como expresiones auténticas, nacidas a partir de las necesidades históricas y coyunturales. Es reconstruir y reconocer el conjunto de valores tangibles e intangibles producidos y empoderados a través del proceso de socialización y culturización, producto determinado por los hechos, acontecimientos, sucesos, hitos, creencias, tradiciones, lenguaje, música, arte  edificaciones, entre otras; rasgos que guardan una profunda relación, interacción y niveles de significaciones y simbolización con la población hacedora de cultura.
Un fenómeno socio cultural que por su naturaleza los seres humanos construyen, producen y modifican su entorno a favor de sus satisfacciones en el entramado de la comunicación y de las relaciones  sociales.
En esta vía, el sentido de territorialidad da el sentido de pertenencia, constituye un componente revelador en las identidades de los pueblos, es más que el entorno físico, es la dimensión socio espacial donde se convive, se comparte, se crean y recrean las producciones de la  narrativa socio cultural, donde se hace el ejercicio y la compilación de los inventarios culturales. Es el nicho de los actores, vinculados recíprocamente con sentido y significación con su hábitat, dándole el rostro identitario muy particular a su historia y a la cultura de un pueblo o nación.
Revisar la memoria histórica, representa estudiar, y más que recordar, es rescatar reflexivamente las situaciones, momentos y producciones propias que se han producidos en la historia pasada y presente, que representa el ideario. Desde luego que significa reconocer los distintos procesos y hecho producido como políticos, militares, sociales, religiosos, convulsiones sociales, económicas, artísticos, hazañas, leyendas, tradiciones, mitos, ritos, creencias, sitios arqueológicos e históricos, monumentos, sitios importantes y personajes significativos que han aportado al proceso socio cultural, o han sido parte de la historia pasada y reciente.  
Referirse a la memoria histórica, también, comprende hacer un esfuerzo consciente de reconstruir los hechos y procesos invisibilizados u ocultados intencionalmente bajo pretexto del mito patriótico o nacionalista de la cultura dominante que, crea estereotipos o verdades encubiertas o falsas, como es el caso de algunos mitos que dan origen a creencias infundadas. Ejemplo de ello, son las gestas de los indígenas,  José Gabriel Condorcanqui Castro, llamado Túpac Amaru, (Perú), Anastasio Aquino (El Salvador)  o de los levantamientos afroamericanos, o de las gestas independentistas, entre otras, que han sido deliberadamente manipuladas en la historia, proveyendo una infidelidad anacrónica y distorsionada de los hechos más importantes de la gestas genuinas de la histórica. Estos son mecanismos eficientes, manipulados históricamente por la cultura dominante que hace acopio de fórmulas de beneficio para el mantenimiento de una memoria que le da rédito político y nacionalista a la cultura oficial.
En este proceso, no se puede omitir el proceso de la transculturidad, un valor constante e innegable que yace en el tejido vivo de la cultura. Si  bien es cierto que, este proceso, está presente en el pliego de la sociedad, dando un resultado híbrido o sincrético de la cultura, pero en muchos casos, este es un valor que atropella las soberanías e identidades de los pueblos y naciones con menor capacidad política y económica.
Un ejemplo de estos mitos de origen y de la transculturidad con enfoque nacionalista y que yace en el ideario de la cultura salvadoreña, es el Indio Atlacatl, creado con la idea de tener un héroe, un soberano (del Señorío de Cuzcatlán) precolombino ficticio, primero porque nuestros pueblos originarios no usaban  penacho al estilo de las etnias norteamericanas, y segundo, porque nunca existió tal personaje. Otro mito, (en El Salvador) es el levantamiento campesino-indígena de 1932, en el occidente del país, liderado por Farabundo Martí y otros; el gobierno del entonces (General Maximiliano Hernández Martínez) realizó un etnocidio de más de 30 mil en 3 días, tipificándose y justificándose tal hecho, por ser el “comunismo” el responsable y que se debía defender la soberanía del país contra tal ataque; de manera que cualquier hecho reivindicativo se le tipifica con el mito del “comunismo”. Este mito, aún en este milenio subsiste como “verdad” en la memoria de una gran parte de la población de El Salvador. Este fenómeno-mito, es ampliamente reproducido y aplicado en muchos pueblos y etnias latinoamericanas, con las particularidades del caso.
Además, de las Ciencias Sociales, ha hecho grandes y excelentes  esfuerzos por la investigación con el espíritu de la reconstrucción y rescate de la memoria histórica; la literatura y la poesía, son géneros que han hecho un esfuerzo sobresaliente por escudriñar, redescubrir creativa y analíticamente, el rescate de la memoria histórica, -con los sobresaltos de la censura- un legado importante que permite comprender las distintas manifestaciones y expresiones que son y siguen siendo parte de un colectivo que atesora y sustenta valores de las mejores construcciones y producciones de la cultura histórica.   
El teatro, la danza y la música son otros géneros estéticos, que han aportado y puesto en el escenario sus propuestas por el rescate de la memoria histórica, partiendo del hecho histórico o bien como parte de la aprehensión y reflejo de la realidad, inyectándole la capacidad creativa y recreativa de los artista. Igualmente las artes plásticas, particularmente el arte público o muralismo, que desde el nacimiento del muralismo mexicano, ha enfilado su potencial creativo a favor de la historia, de una narrativa visual, por rescatar el folclor, las luchas, o acompañar las gestas y anhelos de los pueblos y sus identidades. Asimismo, la pintura de caballete, ha hecho lo suyo, con menor frecuencia. La fotografía es  muy significativa, por tener la capacidad de captar los momentos genuinos in situ, revela parte de la cosmovisión desde lo más sencillos desde el punto de vista tangible, hasta los más complicados donde aparece el drama humano.
Es así, que el arte, sobre todo el visual y la literatura, pueden constituir base o instrumento importante para la revisión y rescate de la memoria histórica, el visual puede contribuir para el estudio de la antropología visual, a la etnografía, o para la historia y arqueología entre otras ciencias sociales.
De manera que la revisión de la memoria es un compromiso y responsabilidad histórica, una deuda importante que necesita ponerse muchas etapas en claro; y tratándose de ser analítico, puede entenderse como dos formas o dos grandes bloques de valores de identidad, una falsa, estereotipada y manipulada como parte de la cultura oficial y la otra como sustento empoderado en la memoria de los sectores populares y transmitidos de generación en generación.
Entonces, constituye no solo recordar la historia y darse de pecho al estilo nacionalista o patriótico, y asumir realidades sin reflexión, sino que es un esfuerzo investigativo, a favor del rescate, orientado a desmitificar estereotipos o falacias, es avanzar por visibilizar los marcos de la verdad y la justicia; así como establecer y aclarar hechos de lesa humanidad, esclarecer los procesos de la impunidad  en relación a la violación a los Derechos Humanos a través de la historia. Es hacer presente la historia total sin resquicios ni ataduras, es revelar las verdades que guardan el cúmulo de las expresiones más genuinas y significativas de nuestros idearios colectivos, es reafirmar y reivindicarnos en la historia.
Isaías Mata

No hay comentarios:

Publicar un comentario