Reflexiones
sobre los Pueblos Originarios
Foto de Walter Trujillo. Pueblo Yanomami |
El marco jurídico político de los Estados nacionales,
plantea que todas las personas somos iguales ante la ley, con los mismos derechos y obligaciones. Sin embargo, en
la práctica de la realidad, las diferencias sociales, étnicas y de marginalidad son asimétricas, las cuales,
se expresan en las formas de relación y
convivencia social en el plano político, económicos social y cultural. Un
ejemplo claro de esto, es como se concibe la cultura de los pueblos originarios,
categorizándose y tratándose como folclor.
Intentando hacer una aproximación de los pueblos
Originarios, muy a pesar de la avalancha de marginación histórica en las que se
han visto sometidos, encontramos un ejercicio de resistencia y de lucha con sistemas
simbológicos que les provee los
contenidos y rasgos identitarios. Por
ejemplo, el espacio, es uno de los componentes primigenios que les da sentido
de pertenencia, es un argumento y valor simbólico importante que los robustece
y los ha vigorizado a través de los años, es decir, el espacio delimita un
entorno, un territorio como noción, el ámbito socio cultural donde esta
ejercida su cosmovisión, su práctica e identidad comunitaria, existe el
sentimiento ancestral que, ellos pertenecen a un espacio y el espacio les
pertenece como originarios.
El continente,
denominado ABYA-YALA “este es el término con que los Cuna (Panamá) denominan al
continente americano en su totalidad; significa "tierra en plena madurez", fue sugerida por el líder
aymara Takir Mamani, quien propone que todos los indígenas lo utilicen en sus
documentos y declaraciones orales. Esto representa una clara apropiación consciente
del territorio, es el espacio que constituye, la región donde sus rasgos han
tenido una conexión directa viva con el medio ambiente, un arraigo fuerte con
la naturaleza, parte y fuente intrínseca de la vida de la historia de este
continente, a la cual ellos le guardan respeto, adoración y una jerarquía
primaria, es decir la Pacha Mama,
que es el suelo de sus ancestros y nicho de sus identidades, la proveedora y la
que cohesiona su cosmovisión.
En esa conciencia histórica, que se ha transmitido de
generación en generación, la tradición oral ha jugado un rol vital, fundamental
para la aprehensión de su historia; los Pueblos Originarios identifican el
pasado prehispánico como origen y como los depositarios herederos del espacio y
de sus tradiciones.
Este universo simbológico, tienen vigencia, en tanto que, se expresa a
través de sus formas de organización y
de las prácticas en torno a las creencias, formas rituales, de convivencia y en
el lenguaje, deriva en situ, la cohesión y el
mantenimiento de los rasgos socio culturales; síntesis de su cosmovisión
impregnada en la vida cotidiana, haciendo uso de los espacios públicos y
privados que suministra la conexión comunitaria y el sentido de pertenencia.
El ritual comunitario, entre otras expresiones, es
parte dinámica y viva de la memoria colectiva, marca los ciclos de vida, religa
el transcurso del tiempo anual, el espacio temporal que condensa y exalta las creencias compartidas;
en este rasgo, se propicia el fortalecimiento de las identidades, se reconocen
entre si como semejantes, otredad distintos y se diferencias de las sociedades
citadinas.
Asimismo, el lenguaje ritual constituye un instrumento
de reproducción socio cultural altamente significativo, conectado a las prácticas
religiosas que, se nutre y se reelaboran los referentes identitarios históricos.
Presupuesto cultural que, constituye, pensamiento y una forma singularmente de
sentir, que se traduce en la cosmovisión y cosmogonía.
El sometimiento, la transculturación, la idea del “progreso”
la noción del desarrollo y lo moderno, el racismo disfrazado, que oculta la
explotación y marginalidad, crea por un lado la pérdida sensible de valiosos
elementos de la cultura y de la memoria histórica,
es el etnocidio. Por ejemplo, el cambio de la indumentaria, la extinción del
lenguaje, que son rasgos visibles de la
identidad étnica, es sinónimo de la relación asimétrica socio cultural. En Esta
relación, constituye un resorte al acecho continúo a la desaparición de los
valores identitarios.
Los Originarios, han resistido y han luchado por
preservar, darle continuidad a sus propios procesos culturales y el fortalecimiento
de sus rasgos identitarios; siendo la tierra el eslabón fundamental para sus
luchas, un eje transversal que ha permitido la retroalimentación para el mantenimiento
de sus identidades, frente al desmedido crecimiento urbano y de las ciudades.
En la tierra, se encuentran sus territorios, el
sentido de pertenencia, por ello la significación de la defensa contra la
destrucción atroz de los entornos naturales y de los recursos vitales como el
agua, la flora y la fauna, son hechos que se convierten en atropello a las
soberanías, falta de respeto por la igualdad de derechos, de los espacios que,
históricamente han develado una profunda
relación, que va mas allá de la simple idea de la propiedad.
Ahora bien, reflexionando sobre la relación del Estado
y de los Pueblos Originarios, entendemos que es el Estado, quien tiene una
enorme e histórica deuda con los pueblos originarios, tiene y debe reconfigurar su papel o rol en
estas relaciones, no para su uso y explotación de los rasgos socio culturales expuestos
en los escaparates y denigrándolos en el mercado folclórico, como
tradicionalmente se hace a través del turismo y la mercadología que irrespeta
nuestra cultura ancestral.
Siempre está el momento, que el Estado tome una
posición responsable para hacer un análisis serio, de pactar compromisos donde
se respete la mulculturalidad, la equidad, la autodeterminación y soberanía, lo
cual exige el reconocimiento de los derechos civiles, políticos sociales,
culturales y la territorialidad de los Pueblos Originarios.
Esto por supuestos, amerita además, de la voluntad
política, un análisis profundo en lo económico, político, social, jurídico y
cultural, para posibilitar una redefinición política de las relaciones, que
derivará una articulación global de la sociedad. El Estado deberá crear
mecanismos y compromisos reales sustentados en la equidad y el respeto a las
soberanías, con políticas y estrategias sustentables de desarrollo para el
fortalecimiento de los Pueblos Originarios en abono a la dignificación, el respeto
y recuperación de la memoria histórica. Significa entonces, reconocer al pueblo
como un hecho plural, intercultural y multicultural.
Isaías Mata.
Anexo link
http://vulcanusweb.de/dialogando/indigenas-latinoamericanos.htm
(Fundação Nacional de Saúde -
Funasa)
Davi Kopenawa Yanomami avec des enfants de Watoriki
©JP Razon/Survival. Fotos de Walter Trujillo
Davi Kopenawa Yanomami avec des enfants de Watoriki
©JP Razon/Survival. Fotos de Walter Trujillo
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