“El muralismo latinoamericano en el posmodernismo
Aproximación y continuación de reflexiones.
Abordar el muralismo en las últimas décadas, se hace necesario
dilucidar algunos aspectos más notables que refleja éste sistema socio, económica
y política en el orden de la vida; y cómo afecta o incide en el desarrollo y
procesos de las economías socio culturales de nuestros grupos sociales y
sociedades.
No hay duda que el posmodernismo, aparece como
continuidad del sistema capitalista, con una renovada política económica apoyada
con una tecnología de punta mediática y una cultura globalizante. Los países
con mayor potencia económica son quienes dictan los planteamientos y normas a
seguir a través de sus estrategias, instrumentos y los medios de información
masiva que, son los que mantiene desinformadas a las sociedades o informados
según sus conveniencias políticas y económicas.
La
caída del bloque socialista, el muro de Berlín, el fracaso de las revoluciones
de América Latina, fueron hitos que incidieron en la desplome y el desvanecimiento de las utopías, de la lucha
por conquistar las soberanías y los propios procesos de desarrollo de cada
pueblo que están en el cordón hemisférico.
Sin embargo las contradicciones siguen siendo las
mismas y más graves, los problemas sociales, económicos y el tema de los
Derechos Humanos siguen teniendo su grandes atropellos y abusos, entre ellos: el desempleo, la salud, lo
ecológico, la equidad, la justicia, la recuperación de los espacios y soberanías
étnicas, la tierra, la igualdad de género, la trata de personas, la violencia
intrafamiliar, el trabajo forzado de la niñez, la violencia juvenil e
intrafamiliar, la migración masiva. También están: las minas de cielo abierto,
el analfabetismo, el agua, la falta de seguridad, la libertad de expresión, la
drogadicción y el alcoholismo, el tráfico de armas y de drogas, la
discriminación, la impunidad, la corrupción, el racismo, la pobrezas extrema,
etc., son los males de siempre.
Esto desde luego, afecta más la manera de concebir,
sentir, hacer la cultura y las relaciones humanas, impactando la manera de
crear y producir arte.
En esta vía de avatares, el muralismo como fenómeno cultural
y expresión popular, está definitivamente en este marco de relaciones, sus
hacedores inmersos, son afectados en la cosmovisión creadora. Pero, frente a
esto y como respuesta, el muralismo y sus artistas, se han expandido aun mas en
todo el continente, como una respuesta pública, replanteándose su expresión
plástica, su modalidad, su dinámica, su incorporación a la sociedad como
militancia artística, política y
estética a favor de las comunidades rurales, campesinas y urbanas, barrios,
grupos étnicos, sindicatos, entre otros.
El accionar tiene el ingrediente de ser más colectivo,
más comunitario, y germina a partir de las propias necesidades de los actores y
creadores, es un instrumento de comunicación didáctica, de mostrar y enseñar
los valores de la vida, la historia, de los temas problemas; o bien, para la
recreación de la vida cotidiana, simbolizar o representar los ritos, mitos, el
folclor, las reivindicaciones, los anhelos del presente y del futuro. En esa diversidad
de temas, la expresión con el signo plástico es una manifestación del arte
popular, se hace más puntual, más regional, más específico según las
necesidades de expresar las temáticas, que están intrínsecamente en sus propias
realidades.
Los muralistas como parte del tejido social, tienen un
compromiso con el ser humano del presente y con su historia, parten de esta noción,
acuñando y fortaleciendo su responsabilidad y compromiso social con una ética y
estética solida, para producir un arte en la vía pública. Es así que, individual
y colectivamente se labora y se intervienen los espacios públicos como una
ventana leal donde se rubrica la expresión de un sector o conglomerado social.
El proceso de producción está ligado a sitios y grupos
humanos, los diseños, selección y preparación de las paredes, hasta llegar a la
creación, son tratados de manera colectiva, es así que, la iconografía,
composición y resolución plástica es tratada desde las más virtuosas hasta las
más ingenuas o “naif”. Se reflejan los temas más sentidos y sensibles de su
entorno, posibilitando una toma de conciencias social y cultural, además, de un
enriquecimiento generoso que tiene el ser humano de pensar y reflexionar sobre
los profundos cambios necesarios en su realidad concreta.
De allí, la noción de la territorialidad, de
pertenencia, empoderamiento e identidad de la temática y del objeto como
producto estético. Una valoración importante que permite a la comunidad, la re
significación, valoración del proceso de trabajo, de la producción y consumo estético,
del objeto como hecho artístico, y el
reconocimiento de la labor del artista, lo que consecuentemente se traduce en
el componente retroalimentarío, social y humano.
En esta dinámica, hay muchos creadores que además de
hacer su obra personal, acompañan dichas gestas, puedo citar a: Marcelo
Carpita, Gerardo Cianciolo, Fernando Calzoni, Julia Kuzzysyn y Kike Yorg, (Argentina), Rubén Arúe y Diana
Sckhafety (Paraguay), Lorgio Vaca (Bolivia), Gustavo Chávez Pavón (México), Leonel
Cerrato y Rafael Tellez Lazo (Nicaragua), Ender Cepeda (Venezuela), Juan
Moreira y Alicia Leal (Cuba), Mono González (Chile), Álvaro Sermeño (El
Salvador) y este servidor, para mencionar algunos.
Asimismo, un fenómeno artístico-cultural interesante e
importante que surge desde la década de los cincuenta, son los grupos de
artistas producto de los movimientos políticos; nacen colectivos, brigadas o
grupos de muralismo o arte público, que se aglutinan a partir de intereses,
voluntades, marcos estéticos, teóricos, ideológicos y conciencias sociales
afines o comunes.
Así, en éste proceso está La Brigada Ramona
Parra, BPR., de Chile, uno de los colectivos más antiguos que se ha mantenido
desarrollando hasta le fecha una amplia trayectoria, experiencia y producción.
La BPR., desde luego que se alimenta de su historia, de su realidad y del muralismo mexicano, nace en acompañando la elección presidencial del Dr. Salvador
Allende; hasta la fecha continua trabajando en todo Chile y fuera de éste,
acompañando los procesos reivindicativos de sindicatos, escuelas, de los
pueblos originarios, la recuperación de las fábricas, de la tierra, etc.
Es importante subrayar que la “Brigada Ramona Parra”, marca una iconografía, un estilo muy
particular y muy propio. Sus imágenes fileteadas o modeladas con líneas oscuras
o negras, le dan la fortaleza de
monumentalidad y armonía al color, a la
iconografía y a la composición barroca, notándose una fiel aprehensión de
iconos propios de su cultura, de su territorialidad, identidad, y el rescate de
la memoria histórica. Destacar a uno de sus fundadores, llamado popular y
cariñosamente “Chin Chin”, con más de 80
años que continua avivando, siendo ejemplo vivo del compromiso estético
público, aun a su edad sigue subiéndose
los andamios juntos al colectivo de jóvenes muralistas.
De esta herencia chilena, surgen artistas como el ex
miembro de la BPR., el Mono González y
colectivos como “Paredes pintan”, “Los Oberoles cantan” y otros.
En Argentina, retomando la experiencia de grupos
pasados como es el caso del “Grupo
Espartaco” (1959) con Ricardo Carpani, el “Grupo Greda” (1970) con Rodolfo Campodónico, Omar Braquetti,
Victor Grillo, Hugo Córdova, Néstor Berrillas y González Carone; “Grupo la Peña”, con Juan Carlos
Castagnino, Ítalo Grassi y otros.
De esta herencia surgieron en la décadas de los 80
y 90, cito algunos como: “MUROSUR”, con Marcelo Carpita y
Gerardo Cianciolo, “Arte Ahora”, con
Juan Carlos Soto, Fernando Calzoni, José Kura y otros. “El Colectivo Político Ricardo Carpani”, “El grupo Gambartes”,
“Paredón y Después”, “Grupo
Escombros” y el “Taller de Arte
Jaguar Azul” (1998) constituido por Fernando Calzoni, Julia Kuzzysyn, Kike
Yorg, Isaías Mata y otros creadores de distintos géneros de las artes.
Importante es señalar y reconocer que el Taller de Arte Jaguar Azul, se quedaron
laborando Fernando Calzoni y Julia Kuzzysyn, una dupla muy importante, creativa,
propositiva y muy laboriosa. Han realizado grandes iniciativas y esfuerzos de
Encuentros de Arte Público en Corrientes, Argentina, además de crear una
escuela del esgrafiado que ha irradiado a toda la Argentina, Chile, Paraguay,
Bolivia, México y otros países.
En Bolivia, en 1950, surge el “Grupo Anteo”, con los maestros muralistas Walter Solón Romero Miguel
Alandia Pantoja, y Lorgio Vaca (que aún continua produciendo murales), escritores,
poetas, músicos, fotógrafos e intelectuales. De ese nacimiento del muralismo
boliviano. Surge hereditariamente, en esta última década “Red Apacheta” y el más reciente “Arterias Urbanas”.
También está ”La
Brigada Martha Machado” de Cuba y en Paraguay, recientemente, el grupo “YVYTU”.
En El Salvador, en la década de los 90, surge de la Asociación
de Trabajadores del Arte y la Cultura ASTAC (1983) “El colectivo de muralismo ASTAC”. Con Álvaro Sermeño, Òscar
Vázquez, Mario Mata, Miguel Hernández e Isaías Mata, creando murales
comunitarios en distintas comunidades rurales y marginales en el país.
Por otro lado, el arte público en América Latina ha
tenido grandes representantes y una producción abundante e importante en las
últimas tres décadas. Son referentes fuertes y significativos países como:
México, Cuba, Nicaragua, Argentina y Chile, donde se han realizado varios
encuentros de muralismo o arte público,
así como un enorme despliegue de intervenciones y producciones en espacios
públicos, donde se discute y se reflexiona el arte público en la actualidad.
Desde la trilogía muralística con David Alfaro
Siqueiros, Diego Rivera, José Clemente Orozco, y luego con el pos muralismo,
desde entonces hasta el presente, ha tenido un impacto estético en todo
Latinoamérica, Los Estado Unidos Canadá y en Europa.
No puedo omitir, que en Los Estados Unidos y Canadá, la
presencia de artistas latinos, los mexicoamericanos y los oriundos, producen
obra de intervención pública con temas afines y muy propios de sus realidades y
comunidades. Expresan sus raíces identitarias, tales como: la migración, la
solidaridad, la historia, la agricultura, el trabajo, o bien temas de la vida
cotidiana o hibrida, la herencia mexicana, lo religioso, la nostalgia e iconos
de la revolución mexicana o de sus propios países de origen. Mencionar algunos
exponentes como: Juana Alicia Montoya, Miranda Bergam, Susan Cervantes, Michael
Ríos, Judy Baca, Raúl González, Jesús Campusano y este servidor, entre tantos.
A manera de conclusión, considero ésta pequeña charla
es un intento de aproximación al muralismo Latinoamericano en el posmodernismo.
Es un esfuerzo de interpretar y valorar los componentes, y la fuerte dinámica
que se viene produciendo en las tres últimas décadas en nuestros países latinoamericanos. Su interés, sus necesidades,
la importancia que tiene en la sociedad.
Creo que, todo sistema político, económico, tiene sus
contradicciones y el arte público es una expresión de las contradicciones y de
consecuencias; surge precisamente de la necesidad de ser un grito, un verbo, una
expresión activa y viva desde la individualidad y nacida colectivamente en el
seno de la biodiversidad de comunidades, donde se transpiran los anhelos y las problemáticas
comunes, la necesidades y aspiraciones de un cambio por conquistar nuevas
conciencias utópicas.
También, señalar que hacer muralismo, no es un mero ejercicio plástico, no es
llevar o es el simple el traslado de una obra de caballete a una pared, es
crear composiciones
monumentales en edificios públicos con una iconografía comprometida con el ser
social y de la situación socio política,
puede ser poli argumental, es otredad, no es el yo
individual, es colectivo, plantea las contradicciones
de la naturaleza humana y la búsqueda de la esencia del ser social e histórico,
y éste como centro y eje de los procesos de desarrollo socio –cultural. Es imperativamente la necesidad de interpretar y
plasmar lo regional a lo universal, es una manera de reflexionar plástica y
monumentalmente sobre la realidad y la historia del presente con un futuro
prospectivo, esto se resume en una práctica estética y política.
Finalmente, el arte público como expresión muralística
constituye -más allá de las grandes contradicciones del sistema y de las adversidades
que este impone-, ser un diálogo abierto, franco y ético entre artistas –
comunidad o sociedad, es recrear simbólica y representacionalmente las
realidades, historias y anhelos de las comunidades y pueblos, para abonar a
construir un mundo más solidario, más justo en armonía con todos los seres
humanos y con el mundo.
Isaías
Mata
Artista Visual-Muralista
17 de mayo
de 2012