jueves, 29 de noviembre de 2012






Esa hermosa experiencia muralística de las duplas de padre e hijos

IV Encuentro latinoamericano de muralismo Godoy Cruz, Mendoza

El pasado IV Encuentro latinoamericano de muralismo y arte público, desarrollado del 20 al 28 de octubre 2012,  en la ciudad de Godoy Cruz, Mendoza, organizado por la Dirección de Los Derechos Humanos encabezada por el buen amigo y gestor socio cultural Diego Garecas y con el apoyo de la Dirección de Cultura, Patrimonio y Turismo del municipio de Godoy Cruz, Mendoza.

 El Encuentro estuvo destinado al rescate y homenaje o referencias a las obras de algunos pensadores del continente latinoamericano tales como, Ernesto Cardenal, Juan Gelman, Augusto Roa Bastos, Juan Rulfo, César Vallejos, Osvaldo Bayer, Gabriel García Márquez, Daniel Moyano, Pablo Neruda, José Martí, Ernesto Tejada Gómez, Flores Magón, Hamlet Lima Quintana, José Carlos Mariátegui, Arturo Roig, Paco Urondo, Julio Cortazar, Paulo Freire, Eduardo Galeano,  entre otros. Concurrieron más de 80 muralistas de Chile, Perú, Bolivia, Perú, México, Argentina y El Salvador. Fueron 30 murales que se crearon en distintos sitios, concentrándose la mayoría en el barrio Sarmiento.

Este esfuerzo, cobra mucha significación en tanto que la producción de los murales tiene el cielo como techo, es decir, se convierte en un museo de cielo abierto, donde la comunidad es la depositaria y beneficiada con dicha producción. Lo que representa ser un dialogo vivo, franco, y el beneficio del goce estético, además del embellecimiento y dignificación a favor del barrio y de los sitios donde se crearon los distintos murales.

En este encuentro, es importante destacar un hecho significativo, y es la participación de algunos colegas muralistas, que brindaron su aporte desde la perspectiva de padre e hijo, es como heredar el ejercicio y el oficio del arte plástico muralista, el encanto de compartir y trabajar reflexivamente de tú a tú, como dupla que sienten y  tienen la convicción de aportar a los anhelos vitales de la vida con el arte público.

Padres e hijos, fueron algunos colectivos, que hicieron pareja como equipos de trabajo, pensaron y construyeron sus diseños, arriba de los andamios trazaron las primeras líneas en los muros,  fueron poco a poco sacando la magia del color y las formas, reflexionaron conjuntamente sobre sus proyectos, al final de cada día, cansados pero con el ímpetu de seguir y concluir sus obras, reflexionaban como emprender al día siguiente la labor para dejar una mejor impronta en el barrio.

Con el manto de la noche que abrigaba el frío y las estrellas como pequeñas luciérnagas, justo, antes del comienzo de cada jornada de las charlas y de las cenas, padres e hijos compartían con todos los avances, las ideas, las impresiones del día de trabajo, sus experiencias, anhelos, sus proyecciones, sus ejercicios plásticos, sus vivencias y lo mejor de sus vidas, acompañados ya sea con el canto de algún compañero  o con un buen vaso de vino tinto.

Así desfiló el tiempo de una semana de trabajo bajo un sol abrasador, arriba y abajo de los andamios, subiendo pintura, brochas e ideas, reflexionando, analizando sus propuestas, hasta llegar a la satisfacción de concluir una labor mágica a favor del arte público y de la  comunidad.

Así tenemos al maestro Leonardo Casimiro, su hijo Olfer Leonardo y su compañera Chirley Rodríguez del Perú, juntos trabajaron creando la obra destinada al pensador argentino Rodolfo Walsh. Mi buen amigo y hermano, el maestro Marcelo Carpita y su hijo Lautaro Carpita, de Buenos Aires, Argentina, crearon el homenaje al pensador y escritor argentino Daniel Moyano y el maestro Guillermo Roura y Julián Roura de Mar de Plata, Argentina, recrearon al pensador mexicano Juan Rulfo.

Esta experiencia entre padre e hijo, es experiencia y continuidad, es memoria, es un buen ejemplo, es compartir esa práctica emotiva, sensible y hermosa,  es una manera de heredar, es una forma de enseñanza y aprendizaje bilateralmente, es como ir dejando juntos sus improntas en los muros, es reflexionar y construirse juntos como sujetos históricos, es un  aporte simbólico y muy significativos a sus vidas, y sobre todo la contribución al arte público en correspondencia al rescate de los valores identitarios de la memoria histórica de Latino américa.

Felicito y abrazo este gesto muy humano entre padres e hijos, (todos ellos mi amigos, compañeros y hermanos) y por haber compartido juntos con todos los colectivos y colegas en este Encuentro que, nos posibilitó un encuentro y reencuentro con tanto y tantos hermanos creadores latinoamericanos que seguimos abrazando utopías, de pintar muros y paredes a favor del imaginario colectivo de nuestros pueblos.

Por: Isaías Mata.